Los acúfenos y las moscas volantes
A lo largo de este tiempo, leyendo foros y algunos mensajes que me han llegado, he conocido a varias personas que, además de miodesopsias, padecen acúfenos. Me resulta curioso que, siendo dos problemas entre los que no existe ninguna relación causal, se hayan puesto de acuerdo para fastidiarle los días a varias personas que han pasado por aquí.
Los acúfenos o tinnitus son un problema auditivo que consiste en la percepción de un ruido más o menos constante cuyo origen no es externo, es decir, no pertenece al mundo real, sino que se origina en el propio oído y, por tanto, tan sólo puede escucharlo quien lo padece. Las causas de los acúfenos son diversas, como diversos son los tipos de ruidos que pueden producir. La consecuencia de este constante zumbido para quien lo padece es una angustia que puede llevar a la depresión.
El tema de los acúfenos me ha llamado especialmente la atención porque guarda muchas similitudes con las miodesopsias. Brevemente: en ambos casos se trata de un problema sobre un órgano sensorial que provoca una interferencia sobre los estímulos normales que recibe ese órgano. Las percepciones obtenidas en ambos casos acusan, por tanto, una distorsión que consiste en la presencia de un elemento espurio que “despista”, por decirlo así. Es la atención el elemento que se ve comprometido por ambas circunstancias; de hecho, el descenso del flujo de datos sensibles provenientes del mundo real (es decir, una pared blanca, el silencio, etc) intensifica la percepción de las interferencias. Sin embargo, los médicos dicen que en ninguno de los dos casos se pierde sensibilidad, es decir, ni las moscas restan visión ni los acúfenos audición.
Parece que tenemos dos problemas que “sólo” molestan, y cuya incidencia es ante todo psicológica, porque afectan a la atención, a la concentración, no a la sensibilidad propiamente dicha. Hasta aquí, todo es muy similar. Sin embargo, se me ocurre que los acúfenos tienen algo distinto. Tal vez podría decirse que las miodesopsias ejercen un papel “pasivo”, es decir, molestan cuando uno quiere “usar la vista”. Sin embargo, uno puede ausentarse de ellas en muchos momentos del día, administrando los distintos factores que inciden en su visibilidad o, sencillamente, tapándose los ojos hasta quedar totalmente a oscuras. Por el contrario, los acúfenos son una interferencia “activa” que va más allá de la actividad auditiva. No es el sujeto el que se mueve para chocarse con ellos, sino que son ellos quienes le salen al encuentro. Y no pueden cerrarse los oídos para hacer un descanso, ni siquiera para dormir.
Por tanto, honestamente debo reconocer que los acúfenos tienen pintas de ser mucho más molestos. Pero claro, como en todo, hay grados. Tal vez muchas moscas no sean preferibles a un acúfeno que sólo se aparece de pascuas en ramos.
¿Por qué hablo hoy de los acúfenos? Pues porque hace unos días descubrí que existe una asociación española para este problema. Y, leyendo la información que suministraban, encontré que el discurso parecía muy aplicable al tema de las miodesopsias. También por el hecho de que se trata de una iniciativa de unos cuantos profesionales vinculados al tratamiento de la enfermedad, y que parten de la premisa de que el impacto psicológico del problema no está adecuadamente considerado.
Lamento profundamente que en España no haya nacido una iniciativa similar con relación a las moscas volantes. Una iniciativa que, antes que encontrar soluciones propiamente dichas, ayude un poquito a modificar la mentalidad de los médicos hacia el asunto. Puesto que, en mi opinión, una de las trabas para que algún día se solucione este problema es el hecho de que no se considere un problema. Es de sobra sabido que los avances técnicos no son consecuencia exclusiva de una ampliación del conocimiento humano, sino de una voluntad de ampliación, es decir, de una necesidad.
La inexistencia de iniciativas sociales relacionadas con las miodesopias frente al problema de los acúfenos también puede ser un indicio de que no sólo se consideran más graves los acúfenos, sino que de hecho lo son. Pero que el problema de moscas volantes sea proporcionalmente menor, no quiere decir que deba olvidarse. Por suerte, y aunque sea sólo de forma muy aislada, sí existen iniciativas en otros países, por ejemplo en Italia. Por lo que sé, miodesopsie.it es una de las asociaciones más activas en este campo. Entre sus actividades se encuentra la promoción de diversos eventos sociales e, incluso, el apoyo a proyectos de investigación relacionados con el vítreo.
Vídeo: spot publicitario de la asociación Cielo Azzurro Onlus.
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[Texto revisado el 1 de marzo de 2008]