El vuelo de las moscas cojoneras

Las miodesopsias o 'moscas volantes' son opacidades que se forman a veces en el vítreo del ojo y tienen carácter permanente. Para quienes las tienen, se perciben como sombras que pululan por el campo visual, a menudo comparadas con puntos, hilos o telarañas. La oftalmología las considera por sí solas un problema menor. Hoy en día, no las trata porque no dispone de un remedio eficaz; no obstante, sostiene que se dejan de percibir con la costumbre. Cuestionada esta afirmación por muchas personas, este blog nace para comprobar su veracidad sobre mi caso particular. Pero no persigue una experiencia científica, sino expresiva.
[Aviso: ÉSTE NO ES UN BLOG DE MEDICINA. Para leer una descripción médica de las miodesopsias, visita este enlace.]

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1/2/08

Los factores de visibilidad


Con este artículo pretendo hacer una recapitulación de lo expuesto hasta ahora en el apartado 'óptica sin dramatismos'. Cuatro, pues, son a mi juicio los factores físicos que inciden en que se hagan presentes para nosotros las opacidades vítreas. Tres de estos factores se refieren a circunstancias externas, ambientales, que podrían ser controladas. Pero debe quedar claro que no pretendo hacer ningún tipo de recomendación para evitar las miodesopsias. Creo que uno no debe modificar en absoluto su actividad por causa de las moscas volantes; hacerlo supondría un perjuicio añadido. Sin embargo, me parece positivo que conozcamos la mecánica de nuestras molestias.

1) En primer lugar, tenemos la homogeneidad de lo observado. Se trata de una cualidad del objeto, por tanto externa a nosotros. Por ella, las moscas volantes se hacen más visibles mirando una pared blanca que las ramas de un árbol. La irregularidad las hace pasar desapercibidas, mientras que la uniformidad las pone de manifiesto.

2) En segundo lugar, tenemos la luminosidad de lo observado. También es una cualidad del objeto, una condición externa. Se refiere tanto al tipo de luz como a su intensidad. Por regla general, cuanta más luz, más visibles son las moscas. Igualmente, la luz de relleno, uniforme, que no genera sombras (como la de los tubos fluorescentes o la de un día nublado), resalta más las moscas que la luz puntual (como la de una lámpara halógena o el sol directo). El color de los objetos que reflejan la luz es relevante. Por ejemplo, sobre el negro no se ven las moscas, por iluminado que esté, todo lo contrario que sobre el blanco.

3) En tercer lugar, está el dinamismo ocular, que es un factor subjetivo, propio del sujeto. Como regla general, si se mueven poco los ojos, las moscas se ven menos. Por otra parte, tendríamos el dinamismo de lo observado, que es un factor objetivo, y que se relaciona con el primero de los mencionados, es decir, con la homogeneidad de lo observado. En este sentido, puede decirse que las moscas se ven menos un día de lluvia o desde un vehículo en movimiento.

4) Por último, está el factor subjetivo por excelencia, y sin el cual los demás no operarían: son las moscas en sí. El grado de opacidad del humor vítreo es proporcional a la zona que está oscurecida en nuestro campo visual. Como regla general, aquí puede decirse que cuantas más moscas hay, más moscas vemos.

Estos cuatro son todos ellos factores físicos de visibilidad. Y son una conclusión personal, no médica. La visibilidad de las moscas bajo estos parámetros tiene como eje director los mecanismos en que funciona la atención. Y, por tanto, podrían resumirse en el siguiente principio general: las moscas se ven porque llaman la atención, es decir, la concentran. Por tanto, estos cuatro factores, más que indicar cuándo se ven más moscas, indican cuándo llaman más la atención.

No obstante, existen otros factores, según se ha apuntado en muchas ocasiones. Se trata de factores psicológicos: "hay una relación mucho más intensa entre incomodidad de síntomas y tipo de personalidad, que con el grado objetivo de opacidades", se puede leer en el blog de
Ocularis (cfr. comentario 96).

El que existan diversos tipos de personalidades para afrontar este problema no lo dudo. De hecho, lo creo firmemente desde el principio. Pero eso no me parece un argumento en contra de quienes sufren con las moscas. Parece que se insinúe en cierto modo que tras una inadaptación hay una personalidad torcida. Yo no conozco la entidad real del problema al nivel estadístico. Pero que dependa de la personalidad no hace del nuestro un caso anecdótico.

Aparte, cualquier tontería de la vida tiene diferentes niveles de reacción legítimos. Hay gente que se pone furiosa cuando alguien les estropea un libro, mientras que a la gran mayoría les parece una excentricidad. En fin, que mi forma de ser y mis aficiones pueden traerme perjuicios, pero es la base de otros tantos beneficios para mí irrenunciables.

Concluyendo, creo que lo correcto dista mucho de meter en el saco de las enfermedades psiquiátricas cualquier tipo de dificultad adaptativa. Me parece una exageración. No obstante, sería interesante conocer cuáles son esos misteriosos rasgos de personalidad que lo hacen a uno más propenso a ver moscas.

*Texto revisado el 10 de febrero de 2008.

2 comentarios:

Gonzalo dijo...

Juan :

Echa un ojo a la pintura de este artista.
http://www.ulysse-belz.com/fr/start-set.html

Saludos, Gonzalo

Anónimo dijo...

hola ke tal escrivo desde mexico, la verdad ke uno se asusta de primero y piensa ke es el unico con este problema yo tenia miedo de buscar sobre el tema pero me doy cuenta ke es mucho mas comun de lo que uno cree ya ya me resigne a ver las moscas flotantes e leido que los griegos les pusieron ese nombre que curioso respecto a tu informacion es muy muy buena muchas gracias por compartirla saludos desde mexico

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