Sale el sol
Me ha parecido ver cierta relación entre el número de visitantes del blog y el tiempo. Quizá sea una tontería, pero en ocasiones he visto elevarse el número de visitantes al socaire de los anticiclones que cruzan la península Ibérica. No en vano, la mayoría de las entradas al blog se realiza desde España.
Yo supongo que el análisis del tráfico de este blog podría servir para entender alguno de los patrones de funcionamiento de las molestias de las moscas. Uno de ellos, hipotético, es el que acabo de decir: el tiempo soleado resulta más angustioso para quienes tienen moscas volantes.
Más evidente es que el tráfico desciende significativamente los fines de semana. Esto podría entenderse como que (suponiendo que la mayoría de los visitantes tenga libres estos días) el descenso del nivel de estrés conlleva un descenso de las molestias de las miodesopsias. No obstante, también es difícil determinarlo, desde el momento en que la caída del tráfico en fin de semana es una constante en muchas webs. Esto se puede relacionar con el hecho de que mucha gente sólo accede a Internet desde su trabajo.
Lo que sí puedo afirmar es que las visitas ahora, siendo poquitas, están en su nivel más alto desde que empecé con el blog. Paradógicamente, es cuando menos estoy escribiendo. Bien se ve: ésta es la segunda entrada de abril, y el mes está a punto de terminar. La cuestión es que estoy en una época particularmente complicada, y no precisamente por las moscas.
Más de una vez he oído que "hay que relativizar las moscas". La relativización, no obstante, no es una cosa que nosotros vayamos a buscar, sino que es ella la que nos encuentra a nosotros. No podemos relativizar las cosas en base a una experiencia que no tenemos. Sólo el tiempo y los acontecimientos nos van persuadiendo de aceptar los hechos.
Mis últimos días han transcurrido de forma sutilmente diferente a los largos meses anteriores. Diversos asuntos, sin ser graves, han mantenido en un relativo segundo plano las moscas. Casi como si me encontrase mirando un árbol lleno de flores meciéndose al viento, me he encontrando más tiempo del habitual olvidándome de enfocar las moscas.
Esto es una gran noticia, sin duda. Una gran noticia que sin embargo no debe usarse para demostrar ni probar nada. Sino que simplemente debe disfrutarse como se disfruta un golpe de suerte. La solidez de este estado mío se verá con el tiempo. Pero, de mantenerse, en absoluto debe entenderse como un rebatimiento de todo lo que he escrito hasta ahora. La tristeza vivida queda ahí, nada se puede hacer ya con ella.
El dolor, el sufrimiento, son acontecimientos irreflexivos que quedan justificados en sí mismos y que no pueden ser juzgados como "correctos" o "incorrectos". Calificar la tristeza o el dolor de otra persona de emociones impertinentes es muchas veces un gesto arrogante.