El vuelo de las moscas cojoneras

Las miodesopsias o 'moscas volantes' son opacidades que se forman a veces en el vítreo del ojo y tienen carácter permanente. Para quienes las tienen, se perciben como sombras que pululan por el campo visual, a menudo comparadas con puntos, hilos o telarañas. La oftalmología las considera por sí solas un problema menor. Hoy en día, no las trata porque no dispone de un remedio eficaz; no obstante, sostiene que se dejan de percibir con la costumbre. Cuestionada esta afirmación por muchas personas, este blog nace para comprobar su veracidad sobre mi caso particular. Pero no persigue una experiencia científica, sino expresiva.
[Aviso: ÉSTE NO ES UN BLOG DE MEDICINA. Para leer una descripción médica de las miodesopsias, visita este enlace.]

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3/10/07

Ni tan grave, ni tan leve


No ha sido muy bueno mi inicio de curso por lo que se refiere a las moscas. Lo cierto es que me parece evidente que me han restado, me han distorsionado la identidad. No tanto de cara a los demás, como de cara a mí mismo. Esto se debe a que han cambiado sustancialmente mi relación con el mundo.

Por desgracia, nada de lo que digo es novedoso para la mayoría de la gente. En ese sentido, este blog peca de ingenuo desde el principio. Muchos lectores constatarán que la queja que se plantea puede ser esgrimida por infinidad de personas, pues perder cosas, envejecer, deteriorarse, son circunstancias propias de la condición humana, y han sido lamentadas desde los antiguos griegos.

Llegado este punto, me doy cuenta de que las miodesopsias, en este blog, son en el fondo una encarnación de un drama más profundo y que no compete en absoluto a la ciencia médica. Un drama más antiguo que andar a pie y que, precisamente por eso, su exposición pública puede causar tanto admiración como risa. Es el drama de perder algo, de la fugacidad de las cosas, de las cosas buenas de la vida.

Y es que el daño de las miodesopsias, repito por nosecuánta vez, es muy sutil. No afecta a la actividad cognitiva, que es la que tienen a su cargo los oftalmólogos, sino a la actividad estética, es decir, aquélla que, llegada a través de los sentidos, nos produce placer o displacer intelectual. Y esta actividad no es un bien exclusivo de unos pocos eruditos en arte; es algo universal y necesario para encontrarse bien. Es algo de lo que no se habla a menudo, pero está ahí, resguardando nuestra salud emocional, y cuando se pierde o se deturpa, nos produce una enorme inquietud.

Perder algo de valor, algo nuestro desde el principio, es algo muy doloroso. Pero es un hecho cotidiano, propio de la condición humana, y que diariamente sufren millones de personas. Naturalmente las miodesopsias no son la única pérdida, lógicamente tampoco la peor. Pero, así como las fuentes del placer o el displacer son enormemente subjetivas, cada persona tiene una vivencia distinta de sus males, y por ello tiene derecho a pensar en ellos, a dolerse. Es ridículo, demencial, pensar que una opinión institucional, médica, contiene en sí misma todas las respuestas que necesitamos, y que estamos desvariando si decimos: 'echo de menos el placer de mirar al cielo'.

Seguro que se puede disfrutar del mundo desde infinidad de puntos de vista, con infinidad de problemas distintos encima. Y debemos aspirar a hacerlo. Pero ello requiere de un largo aprendizaje. A priori, sólo digo que recibir de un día para otro una maraña de sombras en el medio de nuestro mundo tiene muchos ingredientes para causarnos disgusto durante una buena temporada. Y para vivir con ello no me basta con saber 'lo que objetivamente es el problema' para un oftalmólogo, como tampoco me basta la opinión objetiva de un arquitecto sobre 'lo que es un espacio habitable' y sobre cómo debería ser el mío.

Ello no quiere decir que tengamos que olvidar que, hace años, los burgos urbanos eran en general mucho más precarios que los de ahora (espacios mínimos, frío, humedad, insalubridad, hacinamiento, derrumbamientos...), pero tampoco que tengamos que censurar a quienes se quejan hoy de vivir en 15 metros cuadrados. Justo ésta es otra de las ironías de la famosa 'relativización'. Por eso yo siempre soy partidario de que nos quejemos por cualquier cosa, mientras sea de forma razonable, y dejemos claro, si es nuestro caso, que las miodesopsias nos molestan, que es falso que por narices tengan que ser una anécdota visual o una frivolidad.

2 comentarios:

N dijo...

Sabes, me siento muy identificada con lo que dices... He llegado a este blog no se ni como, y creo que tienes mucha razón. A mi personalmente las moscas me han medio arruinado la vida. Siempre intento restarle importancia al asunto, verlo desde otro punto de vista, convencerme de que no es tan grave, pero, de una forma u otra, estropean tu existencia desde la base misma. Soy una persona introvertida, independiente y observadora. Antes me encantaba ser libre, explorar, observar como tu dices el cielo, o un buen paisaje, o el campo iluminado por la luz del atardecer, cosas que pueden parecer tan nimias pero que para mí eran todo un placer y se quedaban grabadas en mi memoria a través de la vista. Desde hace un año, desde que una marea de moscas decidió asentarse gradualmente en mis dos ojos, todo cambió. Ahora ya no quiero salir, ya no quiero relacionarme con el mundo, sufro de dolores y mareos, no se si por las moscas o por mi constantemente pésimo estado de ánimo, la rutina se convierte en un sufrir, en un sobrevivir más que en un vivir. El bienestar se reduce si no desaparece. La felicidad y todo aquello que pueda representarla se esfuma. Se pierden las ganas, la ilusión, las fuerzas. Tu día a día se amarga. Y piensas que vas a tener que vivir así toda tu vida.

Y sólo tengo 18 años...

juan d. dijo...

N., lo has expresado de una forma brillante y sorprendente, hasta el punto de hacerme sonreir un poco por sentirme tan identificado con tus palabras. En el fondo, claro está, hubiese sido mejor que no hubieses tenido que escribirlas, pero ya que lo has hecho me alegro, porque por un momento me has tocado la fibra. La forma en que eres capaz de considerar y comprender tu carácter como fuente de tu pena me parece muy madura y avanzada para la edad que tienes, sobre todo cuando recuerdo que yo escatimé mucho tiempo, por vergüenza, esa definición: "introvertida, independiente y observadora". Realmente, en estos tiempos ser introvertido no parece una virtud, pero yo te animo a que defiendas con orgullo tu forma de ser; estoy seguro de que algún día, cuando el shock se haya pasado, encontrarás verdadero sentido en tu forma de ver el mundo. Yendo a lo práctico, por lo que a mí respecta te prometo que he mejorado. Mucho ánimo

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