El vuelo de las moscas cojoneras

Las miodesopsias o 'moscas volantes' son opacidades que se forman a veces en el vítreo del ojo y tienen carácter permanente. Para quienes las tienen, se perciben como sombras que pululan por el campo visual, a menudo comparadas con puntos, hilos o telarañas. La oftalmología las considera por sí solas un problema menor. Hoy en día, no las trata porque no dispone de un remedio eficaz; no obstante, sostiene que se dejan de percibir con la costumbre. Cuestionada esta afirmación por muchas personas, este blog nace para comprobar su veracidad sobre mi caso particular. Pero no persigue una experiencia científica, sino expresiva.
[Aviso: ÉSTE NO ES UN BLOG DE MEDICINA. Para leer una descripción médica de las miodesopsias, visita este enlace.]

·

28/9/08

Nueva encuesta: propuestas


Una vez terminada la última encuesta sobre la atención recibida por parte de los oftalmólogos, en unos días propondré una nueva. Según hemos estado hablando últimamente,
la próxima encuesta podría preguntar por las causas por las que hemos desarrollado las moscas volantes. Es decir, lo que se preguntaría sería, ante todo, si creemos conocer cuál es la causa por la que nos han aparecido las miodesopsias o si, por el contrario, no tenemos la menor idea o no nos preocupa.

El interés en hacer esta pregunta se debe principalmente a que
muchos de los lectores de este blog creen poder identificar una causa concreta por sí mismos, ya sea ésta puntual (p. ej., "usé un líquido determinado") o sostenida en el tiempo (algunos comentarios han señalado como causa un tic ocular). El resultado de la encuesta, en mi opinión, no va a ser revelador en términos médicos, puesto que no se trata de una investigación al uso y, en todo caso, que haya muchas personas que crean algo no significa necesariamente que sea cierto. Sin embargo, puede tener cierto carácter sociológico, no sólo porque nos podría indicar nuestro grado de satisfacción con la opinión del médico, sino también porque nos sirve perfectamente para conocernos los que participamos en este blog.

Propongo que la pregunta de partida sea la siguiente: ¿Podrías identificar alguna causa concreta para tus moscas volantes? Y las respuestas posibles, las siguientes:
1. Sí, por intuición personal; sospecho de una causa al margen de la opinión de mi médico.
2. Sí, gracias a mi médico; me doy por satisfecho con su explicación.

3. No, mi idea de las causas es vaga e imprecisa.


Una segunda pregunta podría ir dirigida específicamente a los que marcasen la primera opción en la anterior.
En este caso, habría que proponer un elenco de posibilidades lo suficientemente generales como para que no se multipliquen demasiado. Un abanico demasiado amplio podría dar lugar a muchas respuestas con un sólo voto.


Pues ésta es mi propuesta. A continuación, en los comentarios de esta entrada, podéis hacer las observaciones que queráis y proponer alternativas.

18/9/08

Fotos*


«Recuerdo con enorme nitidez la última vez que visité mi escondite. Recuerdo el sol llameante, escurriéndose entre las ramas de los árboles, y la tierra vacía, en sepulcral silencio.


Mis mejores recuerdos no están en fotos. Hace pocos años que se ha generalizado el uso de máquinas registradoras de imágenes. Casi todo el mundo tiene una cámara de fotos o de vídeo digital, pequeña, fácil de llevar y con capacidad infinita. Por desgracia, sólo graban imágenes.

Creo que, si hubiese fotografiado aquella puesta de sol, me la habría perdido para siempre. Nada habría quedado de ella si se hubiese perdido en un disco duro con otras quinientas mil imágenes, todas ellas reliquias de un tiempo imposible de rememorar.

Y aún atinando con ella por casualidad en el abismo de archivos, no vería más que las briznas de hierba, una a una desplegadas sobre el campo; la infinitud de la materia, llena de imperfecciones, terriblemente prosaica. Y el sol diminuto, como un motivo anecdótico dentro del cuadro.

El que se baja del bus cámara de vídeo en mano no mira; delega su posibilidad de mirar en un aparato incapaz de rentabilizar las sensaciones al nivel de un ser humano, porque el aparato no siente; delega su capacidad de recordar en el material que ha registrado, porque espera hacerlo más cómodamente sentado en un sillón frente a una pantalla; aspira a meter toda su vida en unos cuantos cientos de discos.

Pero para visualizar todos esos discos haría falta, al menos, el mismo tiempo invertido en grabarlos y, en el mejor de los casos, sólo nos recordarán que mientras la vida discurría nosotros grabábamos.»

*[publiqué este texto originalmente aquí, hace dos años, pocos días antes de descubrir la primera mosca volante]